SEÑOR, ¡NOS FALTA EL VINO!
Oímos todos los días tantas malas noticias,
que pensamos que si algo nos da alegría,
estamos en contra de nuestros hermanos,
que somos poco sensibles al dolor.
¡Nos falta el vino Señor!
El vino de la alegría ante lo pequeño,
La alegría de la elegancia al hacer los quehaceres de la
vida.
Señor, ¡Nos falte el vino!
Nos falta derretirnos ante el amor de las familias, los
niños, las parejas…
Nos falta
chispear con la cordialidad en el trabajo.
Nos falta saber oír la amabilidad de las palabras.
Nos falta vino en la elegancia del trato
Convierte Señor el agua en vino,
Mi amargura en ternura,
Mi tristeza en regocijo,
Mi día en un día de bodas.
Pues si tú has venido a la boda,
No tiene sentido mi tristeza,
Pase lo que pase en el mundo,
Solo hay dos maneras de vivirlo:
O todos son motivos para llorar
U ofrezco tu propio vino para cambiar.
¡Señor! ¡Qué quieren más vino!
-“PUES DADLES VOSOTROS DE BEBER, DADLES LA ALEGRÍA QUE EN
TODO MOMENTO NECESITAN”,
Emilio Pinto
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