Hace cuatro años y pico, llamó a la puerta de la casa de este amigo mío un hombre de otra nacionalidad para pedir trabajo,
pero en vez de despacharlo como se despacha ahora a todo el mundo, es decir: -“Mande su curriculum por Internet”. Le invitó a tomar un café. Este hombre le contó de donde venía, su experiencia en la construcción (¡maldita construcción!) de su pasado difícil, de la lejanía de la familia, en fin que mi amigo vio desde una mirilla, casi sin entender nada de su idioma, una vida golpeada, maltratada, sin esperanza, casi crucificada sin razón y muy, muy cerca de una buena viga o una buena prisión. (No creo que haya ninguna cárcel buena)
Mi amigo no tiene mucho, en realidad tiene poco y lo que más tiene son agujeros que ir cerrando y una salud difícil de llevar pero se hizo dos preguntas importantes:
¿Qué le pasará a este hombre si no le ayudo yo?
¿Qué me pasará a mi si no le ayudo?
Bartimeo, el ciego de Jericó, era un portento comparado con lo poco que veía mi amigo.
Él tal vez encuentre otra forma de sobrevivir pensó. (Yo también estoy cansado de sobrevivir y me gustaría vivir, pero todo llegará) pero: ¿ y yo? Pensaba él, ¿Dónde quedará mi humanidad, dónde mi fe, dónde mi conciencia?
Reunió a la familia e hizo cuentas: “Si nos sacrificamos un poco, si dejamos algunas cosas superfluas podemos ayudar a una persona a salir de la crisis y, si os parece bien, lo haremos con la mayor dignidad posible: ayuda a cambio de trabajo”. Así lo hicieron convencidos todos de que sería para unos meses.
Pues bien, van ya por el quinto año. Él intenta buscar cosas que no le salen, ellos ya no saben que más trabajos inventar. Pero al menos hay una persona, una, a la cual no le ha pasado por encima la apisonadora de la vida.
Algunos llaman a mi amigo “rico”, otros “tonto”, otros le recuerdan aquel refrán castellano tan cruel: “por la caridad entra la peste” (¿Qué sería del mundo sin la caridad?) otros llaman para ofrecer al extranjero algo que hacer en su casa, otros para regalarle algún paquete con ropa o comida. Mientras, todos esperan que le salga algo de los suyo, es bueno y trabajador, como la mayoría de los que no tienen aún trabajo.
Detrás de esta crisis, en la que algunos se imaginan ver una luz, se van quedando en las cunetas y en las cuerdas del ahorcado demasiadas gentes.
Pero si es fácil echar la culpa al estado, al vecino, a la historia, a los ricos, al comercio mundial, a la moneda, a los políticos o a la luna de Valencia. (Si la luna es de Valencia seguro que la pillan en algo) Es mucho más difícil mirarse a uno mismo y preguntarse: ¿Aparte de pagar mis impuestos he hecho algo por alguien?, me refiero a algo concreto, tangible, personal. ¿Al menos he quitado la cuerda de su vista o le he puesto barro en sus ojos?
Pero si es fácil echar la culpa al estado, al vecino, a la historia, a los ricos, al comercio mundial, a la moneda, a los políticos o a la luna de Valencia. (Si la luna es de Valencia seguro que la pillan en algo) Es mucho más difícil mirarse a uno mismo y preguntarse: ¿Aparte de pagar mis impuestos he hecho algo por alguien?, me refiero a algo concreto, tangible, personal. ¿Al menos he quitado la cuerda de su vista o le he puesto barro en sus ojos?
Bartimeo segundo, mi amigo, y su familia llevan buena carga, más en su carga está su ligereza. No lo hacen para que nadie agradezca nada, eso es lo que tiene la dignidad del trabajo. Lo hacen para que la cuneta de la vida no se lleve por delante a otro.
Y así:
“Una hormiguita sola es imposible,
pero espera porque sabe ya,
que igual que muchas gotas forman mares,
muchas hormigas llegan a formar
una gran comunidad…
Mas si ella sola afronta la fatiga,
entonces sí que solo es una hormiga.
Mas dos hormigas hacen dos hormigas
¡un ejemplo de solidaridad!
Mas por mucho apretar no podrían empujar,
pero si al llamar a sus otras compañeras,
¡dándose maña, mueven la montaña!”
(De la comedia musical “El diluvio que viene)
pero espera porque sabe ya,
que igual que muchas gotas forman mares,
muchas hormigas llegan a formar
una gran comunidad…
Mas si ella sola afronta la fatiga,
entonces sí que solo es una hormiga.
Mas dos hormigas hacen dos hormigas
¡un ejemplo de solidaridad!
Mas por mucho apretar no podrían empujar,
pero si al llamar a sus otras compañeras,
¡dándose maña, mueven la montaña!”
(De la comedia musical “El diluvio que viene)
Por favor necesitamos más Bartimeos: Bartimeo tercero y cuarto, y quinto, y sexto…No saldrán en las noticias, pero son los que resolverán esta crisis o al menos cada uno, una vida.
Gracias amigo y familia.