lunes, 31 de marzo de 2014

CRUCES SEMBRADAS 26 de MARZO DE 2014:


Por Emilio Pinto


No hay ningún día sin Cruz, pero ninguna Cruz debería de llevarse sin alegría.  La diferencia entre una Cruz y un madero muerto es que de una Cruz siempre brota fruto. Entendiendo como alegría la emoción que se produce de un estado interior: fresco y luminoso cuando nos ponemos, o ponemos nuestra Cruz a disposición de los demás.
 

Hace pocos días visitaba la colina de las Cruces a unos 13 Kms de Siauliai (Lituania) y de allí he conseguido enmarcar la Cuaresma de este año 2014:


1º-Las primeras Cruces se siembran allí en el siglo XIV levantadas como un símbolo antizarista. Es cierto, Jesús de Nazaret, siempre ha estado en contra de cualquier opresión incluso de las opresiones semi ocultas de nuestros tiempos: Cada vez que se le obliga a un periodista a decir algo o a no decir nada, cada vez que se le obliga a un trabajador a vender las nuevas o las viejas preferentes, cada vez que a un padre se le deniega la posibilidad de ver a sus hijos por estar separado, cada vez que se echa de la Iglesia de este siglo a un laico, a una monja, a un sacerdote, o a un Papa por sus ideas, sin tener en cuenta su fe, cada vez que se mata a un ser humano por ser cristiano en Nigeria, en Corea, en donde sea, cada vez que se usa el templo como mercadeo, cada vez que nos callamos…cada vez, ante las muchas veces que olvidamos que somos hermanos.
Desde el siglo XIV y hoy, hay más de doscientas mil cruces en ese monte y más de doscientas mil razones para poner una nueva cruz. Ese es el primer paso de la cuaresma saber lo que ocurre en el mundo e incluso lo hipócrita del mundo cuando por un lado se grita las Bienaventuranzas y por el otro se quiere ser un nuevo Zar.

2º-En la época soviética las Cruces simbolizaban la resistencia Lituana. Se ponían Cruces ante los arrestos, cruces por los más de cien mil muertos y deportados a Siberia y se volvía a arrestar a quien osaba poner otra cruz. En la primavera de 1961 , el gobierno decidió terminar con la colina de las Cruces de una vez por todas. Pasaron bulldozers por encima y las destruyeron…pero no ayudó: nuevas cruces aparecían durante la noche, al principio pequeñas, pero más tarde mayores y mayores aún.
Estalló una verdadera guerra de Cruces y continuaron los intentos de devastar la colina. Los bulldozer siguieron interviniendo durante diez años. Hubo incluso un proyecto de anegar el lugar. Todo fue en vano, noche tras noche volvían las cruces. La Cruz siempre vuelve, no hay ser humano al que no le llegue alguna Cruz, estamos hechos de Palo Santo incluso los más ateos del mundo. Tal vez lo llamen de otra manera: revolución, enfermedad, desconfianza, degradación, indignación… da igual el nombre cada mañana al levantarnos alguien ha vuelto a sembrar nuestra propia colina de cruces. ¿Es la solución derribarlas a golpe de escavadora? Supongo que algunas si, yo he aprendido que aunque la cruz sea grande, de madera, de metal, de soledad, de inmensa tristeza, o del material que sea, conviene integrarla, conviene dejarla en el lugar donde se ha plantado o donde ha nacido: si la arranco siempre sabré que estuvo allí, si la miro demasiado me dolerá más, si solo dejo una, me construirá como un mártir sin serlo.
En esta cuaresma, cuando ya tengo la experiencia de saber que la cruz no es bella sino dolorosa y horrorosa solo puedo seguir el ejemplo de Jesucristo: dejarlas donde están, dejarme crucificar pero con alegría, con motivo, sin falsas pretensiones de nada y con la esperanza de que le pueda servir a alguien. Dios no quiere nuestro sufrimiento, no es un Dios cruel, Dios quiere que sepamos integrar las Cruces como parte de un camino que nos libera a todos.
3º-Todo el mundo lleva su Cruz hasta esta colina: Unos quieren con ella seguir revindicando, otros vienen con ella para pedir por algún ser querido, otros para recordar el fallecimiento de algún familiar, otros la dejan como quien enciende una vela. En realidad no hay sitio en el mundo donde podamos aparcar nuestras propias cruces, ellas viajan con nosotros, se trasladan de casa con nosotros, hay algunas incluso que crecen con nuestras lágrimas. Pero son precisamente nuestras cruces las que nos pueden hacer mejor personas, no digo que no duela, como cuando a los bebés  les salen los dientes, así o más duelen nuestras cruces cuando nacen, sin embargo sin dientes no se puede vivir.
Nuestras cruces no son un sufrimiento en vano cuando las llenamos de sentido. Es más las cruces de aquí, serán escalones en la eternidad. ¡Qué le digan esto a quienes han perdido lo más querido a manos de los más crueles! Pues sí, duele y duele mucho pero su ejemplo y ahora su presencia nos puede ayudar a ser mejores personas. Por esa razón cuando un padre perdía a su hijo en una manifestación contra los soviéticos no tenía ningún miedo en ir a sembrar otra cruz.
4º- Clava en el suelo tus cruces pero no lo hagas jamás en tu corazón y mucho menos en el corazón de los demás.  El 7 de septiembre de 1993 Juan Pablo II visitó la Colina de las Cruces. Allí se encontró con una cruz erigida en 1981, después del atentado a su vida con una inscripción donde se leía “Cristo ten piedad del Papa, Lituania te lo suplica de rodillas”
A su regreso decía en la Audiencia General del 15 de septiembre

“El itinerario de mi visita me condujo a las principales ciudades de Lituania (Vilna y Kaunas), Letonia (Riga) y Estonia (Tallin). Fue una peregrinación a los lugares en los que, de modo especial, se manifestaron la fe, la esperanza y el amor del pueblo de Dios, sobre todo durante las recientes experiencias dolorosas. Entre esos lugares destaca el que se halla situado en las cercanías de la ciudad de Siauliai: es conocido como la colina de las Cruces. Se trata de un pequeño altozano adonde, ya desde el siglo pasado, y sobre todo durante los últimos tiempos los lituanos llevaban el testimonio de sus múltiples sufrimientos (deportaciones, encarcelamientos, persecuciones) bajo forma de grandes o pequeños crucifijos. De este modo, en torno a la cruz de Cristo ha ido creciendo un bosque de cruces humanas, que ha cubierto la colina….El encuentro en la colina de las Cruces fue una experiencia conmovedora. Ese lugar nos recuerda que continuamente el hombre «completa [...] lo que falta a las tribulaciones de Cristo», según las palabras de san Pablo (Col 1, 24).
Después de esa visita, a todos nosotros nos parecía más clara la verdad que expresó el concilio Vaticano II, a saber, que el hombre no puede comprenderse profundamente a sí mismo sin Cristo y sin su cruz (cf. Gaudium et spes, 22). A este respecto, la colina de las Cruces es un testimonio elocuente y una advertencia. La elocuencia de ese santuario es universal: es una palabra escrita en la historia de la Europa del siglo XX”
Juan Pablo II me busca también en esta Cuaresma, él supo donde plantar el dolor de su atentado y lo plantó en el perdón. ¿Cómo se puede sin el perdón bajar esta colina? No puedo plantar todas las cruces del mundo en mi corazón, tal cosa me destruiría, me levantaría llorando y me acostaría llorando. No puedo, tampoco, plantar mis cruces en los que más me quieren, si lo hiciera, les destruiría a ellos. Llevo mis cruces a la Colina de las cruces y al llegar allí, un silencio se apodera de mi, pedir por todas las cruces aquí sembradas me parece algo absurdo, desconozco sus motivos y lo que hago es rezar por la cruz de uno de los hermanos que nos acompaña en esta peregrinación. Otro siembra una cruz en nombre todos los  peregrinos, otro nos ha construido una cruz  con palillos para cada uno, desde la iglesia donde celebramos la misa nos pide que nos la acerquemos a los ojos, desde tan cerca parece que la única Cruz que existe en el mundo es la de cada uno, según nos la vamos separando aparecen las cruces de la colina. El retablo de esta Iglesia es un trozo de cristal que enseña la cara norte de la colina.
Ningún día sin cruz, pero ninguna cruz sin alegria.


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